miércoles, 4 de febrero de 2009

Que mas da?



Cuando lo que tienes para ofrecer, no importa que tan bueno uno crea que sea, no es recibido con el mismo brillo? Es aqui donde la trillada frase "la belleza esta en el ojo de quien la mira" cobra sentido.

Es parte de la naturaleza del ser humano querer ser proveedor, facilitador, roble, piedra angular y autonomo. Poder ser herramienta que ayude a los demas a sentir su carga mas liviana, nos llena de una sensacion de logro, nos sentimos contentos con nosotros mismos porque logramos hacer la diferencia para alguien.

Hay personas que nacen con esta genuina vocacion: Ghandi y MLK por poner solo dos ejemplos. Estas personas dedicaron su vida para el bienestar no solo de una persona en especifico, sino para toda una raza, para toda una nacion, para toda una clase, para toda una patria en nacimiento. No buscaban masajear su ego y embriagarse de paternalismo.

Estas figuras de alto perfil nacieron con ese don y sus historias se hicieron publicas. Pero bien, que mas da lo que hicieron? Estas dos personas murieron a manos de otros que no lograron encontrar la belleza de lo que estos ofrecian.

En la vida cotidiana, desde el anonimato, hay muchas personas que tienen el don de ayudar a otros a ser felices, que con su pericia pueden mejorar su entorno y lo hacen sin el deseo de brillar. Puede ser posible que lo que tengan que ofrecer no sea suficiente para mantener a todos contentos, pero si se preguntan que mas da si al final habra aquellos que no logren encontrar la belleza? La respuesta no es simple, pero exhorto a cualquiera de estos desprendidos a no amilanar sus esfuerzos.

La metafora aquella del niño y las almejas encaja perfectamente. Este niño arrojaba al mar desde la orilla de la playa una a una, conchas de almejas, habiendo cientos de miles por los alrededores y un adulto al pasar le pregunta que hace? El niño le contesta con una sonrisa en los labios y un gran brillo en su mirada: "Estoy salvando almejas!". El caballero solo logra soltar una carcajada cuando mira a su alrededor y nota que la tarea de salvar a las almejas es casi un martirio. Le pregunta al niño en tono casi de burla: "Y tu crees que podras hacer la diferencia habiendo cientos de miles de almejas por todos lados?". El niño cambia su cara de felicidad por una de desafío y se agacha para recojer otra almeja del suelo. Acto seguido, toma su mejor postura de lanzador y envia la almeja lo mas lejos que puede a las aguas del mar, mientras se voltea sonriente para contestarle al señor: "Acabo de hacer la diferencia para esa, no?".

Que mas da si no somos capaces de hacer felices a algunos con lo que tenemos que ofrecer? Llegara el dia en que puedan hacer la diferencia para una sola persona, pero para esa persona, sera la salvacion.

1 comentario:

Jorge Tallaj dijo...

Muy buena entrada al blog, refrescante en medio de tantas cosas negativas que se ven a diario...